Teorema de la conjunción real en el ámbito de los conjuntos dispares de homosexuales

A poco menos de una semana de mi última incursión por estos lares, y casi 5 días sin analizar fríamente los comentarios de mis fanáticos, me encontré con la grata sorpresa de que al café de la máquina no hay que ponerle más 3 cucharadas de azúcar: compraron cucharas más grandes y con 2 alcanza. Esto claramente es para un aumento de la productividad, ya que el tiempo ahorrado en esa cucharada de menos (una baja del 33%), implica que se pueda desperdiciar en otras cosas menos importantes, como la lectura de folletos en contra de la caza indiscriminada de ballenas, o el análisis de los distintos tipos de biromes disponibles y su rigidez estructural en función al color de la tinta.
Esta ecuación no deja de asombrarme, teniendo en cuenta que fue desarrollada en el siglo V por un niño con notables ansias de inventarse un triciclo, pero por un error de cálculo, descubrió este método ahora milenario. Su utilidad no fue correctamente apreciada durante años, hasta que, por otra casualidad, sobre un panfleto que anunciaba a una bruja de Tarot (muy barata y efectiva, 4778-6000, la recomiendo), se explotó una birome Bic de color beige marinado, en el bolsillo de un pobre pasajero de la linea 96, que va de San Justo a Constitución (o vicerveza, depende donde lo tomes y hacia donde vaya, por una cuestión meramente lógica y subjetiva), provocando en él la angustia de no saber cómo hacer para disimular la mancha que inminentemente crecía en su pantalón, provocando un sutil llamado de atención dirigido hacia los otros pasajeros que lo acompañaban en su travesía, cosa que lo incomodaba mucho. Así, decidió emprender una carrera contra el tiempo y los movimientos aleatorios y violentos que en el vehículo autotransportado en el que se desplazaba provocaban los baches y/o imperfecciones presentes en la calzada, para cagarle el lugar a un viejito que apenas se podía mantener en pie, y así poder sentarse, colocar una carpeta encima de la mancha, y ponerse a hacer cálculos matemáticos disimulatorios para distraer la atención de su ridiculez hacia su asombroso intelecto. Casualmente, logró encontrar este teorema ancestral, y pudo hallar la equivalencia correspondiente hacia este problema que lo aquejaba, llegando a la intrincada conclusión de que tenía que tirar el pantalón, porque ni Skip lo salvaba.

De esta forma, queda demostrado que matemáticamente se puede hallar una solución a cualquier problema planteado en la vida real, de formas mucho más simples que teniendo que llamar a tu mamá, con la cual no hablás desde hace 5 semanas (el momento en el que decidió no hacerte salchichas con puré, y vos le juraste venganza, mordiéndote el dedo índice de la mano derecha, y agarrandote el tobul con la mano izquierda), para pedirle un consejo de cómo desmanchar un pantalón porque sos un pelotudo que guarda biromes en el bolsillo.

Todo sea por el orgullo y por las Vienisimas y más y más.