Chuck influencó notablemente, cual jubilado violento,mi triste y solitaria infancia. Con sus películasme enseñó a defenderme de los resfríos comunes como un samurai, y con sus series me dejó un profundo conocimiento sobre el crochet y su importancia en la industria del estado de Arizona.
Como dijo Roberto Galán: "Cuando se va un grande, más que llorar por su pérdida, debemos agradecer por su compañía, y los regalos de cumpleaños que nos hizo". Ese día venía para sacar un lagrimón, pero con ese comentario materialista del final, Beto se ganó el odio de la Liga de Amas de Casa, que en ese momento recién se estaba formando, con una joven Lita de Lázari (ni en esa época estaba buena la vieja facha).
Volviendo a las enseñanzas del casamentero, no hago más que agradecer el adorable paso por esta tierra del peleador más famoso de Texas, y el putañero más conocido de Balvanera, en una época en la que los travestis de Buenos Aires (sobre todo los de Once) eran su debilidad.
A las patadas forjó su carisma,
a las piñas se ganó a sus detractores,
a las putas no les dejaba propina,
y se afanaba cosas del frigobar.
Un gran tipo, con algunas actitudes de mierda.
Nos deja un personaje memorable, una persona que sin dudas ha marcado un camino a seguir, una forma de ser, una marca registrada a fuego, como a las vacas en su estado natal.
Adios Walker, siempre guardaré un hermoso recuerdo de tu persona, tan cariñosao y bondadoso, y ese slip de leopardo que me regalaste aquella noche.
Y citando una frase que el gran Shakespeare le dijo un dia a su audiencia, y por la cual luego sería altamente reconocido: "Puto el que no comenta"